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jueves, 14 de marzo de 2013

Propuesta con Impatiens

Una propuesta y una flor de Bach 

Foto: Pilar Vidal Clavería
Counseling integrativo-relacional duelo y pérdidas
Terapeuta floral

Te propongo una cosa: el problema que tengas, escríbelo. Cuando lo hayas escrito, prueba de analizarlo como si no fuera tuyo, como si fuera de un gran amigo o de una gran amiga. Sabrás que tienes que hacer! Porque si únicamente es tuyo, se convierte en algo que te desborda; en cambio, si es de otro, lo sabrás solucionar. Es fácil y a la vez es difícil. Se necesita distancia y paciencia. Y saber hacer, del problema, un juego, un juego que no perjudicará a nadie. No te rindas nunca, continúa alerta. Haz tu mismo tu camino, que sea seguro, amplio, sin hierbas que te molesten. Este es el juego:es necesario limpiar el camino...

Mentalizaros y visualizar mentalmente lo siguiente: vuestro problema lo colocáis en un cubo que previamente habéis llenado de agua. Al papel que habíais escrito le vais dando vueltas y más vueltas. Pensar en ello, ir meditando, las vueltas son redondas, eso es muy importante. Cuando haya pasado un rato os daréis cuenta de que el problema no hace daño, que no hace ni la mitad de daño...Porque dentro del agua, el dolor se transmuta y el mal se ahoga. Se ha de reconocer al agua, el agua es necesaria

Magda Gomar
El sentit de l'existència

sábado, 19 de enero de 2013

Miedo y Flores de Bach

El miedo en ocasiones se disfraza de precaución, prevención, prudencia, términos necesarios y que debemos utilizar en el momento adecuado, aunque hay que cuidar el que no se queden instalados y que nos impidan tomar verdadera conciencia de lo que nos pasa y no nos permitan  actuar.

A través de las Flores de Bach, auténticas herramientas de crecimiento, podemos llegar a alcanzar  la responsabilidad y el respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás.

El miedo es el estado de ánimo que más comúnmente tenemos que tratar.
La curación por las hierbas, Wallingford, 24 de septiembre 1936
Edward Bach

Al miedo se le llama miedo, pero es algo que en realidad no existe. Si uno no está seguro de sí mismo, si sufre por los problemas que tiene diariamente, ha de ponerlo a un lado y madurarlo. 
El sentit de l'existència
Magda Gomar

Solarización de Rock Rose

Fotografía: Pilar Vidal Clavería

martes, 8 de enero de 2013

Hoy, buen día para aprender

 Cima del Cap del Verd, 2282 m

Nunca se ha efectuado ninguna gran ascensión sin fallos ni caídas, y se deben considerar como las experiencias que nos ayudarán a tropezar menos en el futuro. 

Edward Bach, Cúrate a ti mismo

Un pequeño momento para deciros una cosa; la vida es una escuela, una escuela donde, si no quieres aprender, lo tienes muy mal.

Magda Gomar, El sentit de l'existència

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La vida es...


Desierto de Libia
Fotografía: Pilar Vidal Clavería
diciembre 2008

La vida es una escuela, una escuela donde, si no quieres aprender, lo tienes mal.
La vida es un lugar de paso, es armoniosa, es generosa, es volátil...

Magda Gomar
El sentit de l'existència 

martes, 14 de agosto de 2012

Momentos clásicos en mi Camino de Santiago 7

De la cuarta jornada, de Puente de la Reina a Estella comparto algunos de los elementos más clásicos del Camino de Santiago, puentes, indicadores, paisajes, horizontes, viñedos, cereales, edificios e iglesias.

Cada uno, en el fondo, busca aquello que ya tiene. Venimos a la vida con una especie de libro bajo el brazo y hemos de hacer todo este camino. A veces este camino lo hacemos más duro, porque estamos sufriendo por alguien que no nos dará nada. Pero nos tenemos que equivocar tantas veces como haga falta, para saber rectificar y tirar hacía delante.

El sentit de l'existència



Mañeru

Cirauqui

Afueras de Cirauqui

Estella

Estella

Fotografías: Pilar Vidal Clavería
julio 2012


martes, 29 de mayo de 2012

Sentido y fe

Magda Gomar nos habla en el segundo día de su libro del miedo y de cómo vencerlo, cualquier momento del día puede ser bueno para hacerlo, con fe todo es posible.

Ante las enfermedades que se le presentaban en la vida,  Magda tenía dos poderosos aliados, su energía y su fe: "Es nuestra energía, es nuestra fe de cuerpo y alma. No dudéis, no  tiréis nunca la toalla pensando esta enfermedad no tiene solución, me voy a morir".

Edward Bach también sabía de la necesidad de la fe para el ser humano, podemos leer en Gorse, uno de sus siete ayudantes:

Para una enorme desesperanza. Para los que han abandonado la fe y ya no creen que se les pueda ayudar. Sólo bajo la persuasión de otros, o para complacerles, se someterán a diferentes tratamientos, pero asegurando que hay muy pocas posibilidades.


¿Vale la pena?, ¿Sirve de algo continuar si la cabeza ya está sobre la losa, rendida, sin fuerzas? Ha renunciado a todo, pero hay una mano justo a su lado, Gorse, que le devolverá la esperanza y la fe para empezar de nuevo.

Las Flores de Bach y el Arte en la calle
Pilar Vidal Clavería
Foto: Pilar Vidal Clavería

miércoles, 23 de mayo de 2012

Sentido y paciencia

La palabra paciencia aparece últimamente en mis entradas y en algunas de las de los blogs que sigo, ¿casualidad?, no,  y en estos momentos también muy especialmente, necesidad.

Magda Gomar también me acompaña y recorro los nueve días de su libro El sentit de la existència buscando sus consejos.

En el primero de ellos sus sabias palabras nos habla de la necesidad de cambiar nuestra actitud, de mentalizarnos a los cambios y perder el miedo, de recursos diarios para la vida diaria. Dedicarse diez minutos cada día y escuchar nuestra alma. Ponerse en la piel de los otros nos ayuda a entenderlos. Todos tenemos temporadas fantásticas, recordarlas nos ayudará a contactar con lo que realmente nos gusta y nos hace sentir bien.

Magda siempre ha contado con la ayuda de la confianza en sí misma y en la de un ser superior al que ella llama Padre y al que siempre ha recurrido, siempre ha tenido su soporte, siempre ha contado con su ayuda, con su gramo de fe para tirar adelante, todo tiene solución hace falta buscarla y encontrarla.

Cada persona, en su existencia,
puede tener dos actitudes:
construir o plantar.
Los constructores pueden tardar
años en sus tareas
pero un día acaban lo que estaban haciendo.
Entonces se paran y quedan limitados  por sus paredes
La vida pierde el sentido 
cuando la construcción se acaba.
Y están los que plantan.
Estos,  a veces,
sufren las tempestades, las estaciones
y pocas veces descansan.
Pero al contrario que un edificio
el jardín nunca deja de crecer.
Y al mismo tiempo que exige 
la atención del jardinero,
también permite que, para él,
la vida sea una gran aventura

Brida
Paulo Coelho

Foto: Pilar Vidal Clavería

miércoles, 18 de enero de 2012

El sentido de la existencia

Después de recoger en este blog en, Un gramo de alegría con Magda Gomar, la entrevista del 2006 en La Contra de La Vanguardía, el 31 de diciembre pasado,  conseguí un ejemplar de su libro, El sentit de l'existència de Abadia Editors.

Las palabras de Magda Gomar nos acompañan a lo largo de su relato personal en nueve días

En el primer día Magda nos cuenta que cuando tenía cuatro o cinco años, vivía con sus entrañables abuelos y descubrió que todo fluía, todo era redondo y se dio cuenta de que las cosas redondas iban mejor. Que el verdadero sentido de nuestra existencia lo hemos de buscar en nosotros mismos, mirando a nuestro interior y teniendo bien presente la presencia de un Gran Padre, un Padre eterno,  que acude siempre en nuestra ayuda.

El segundo día nos conduce por el miedo, de qué es el miedo y cómo lo podemos vencer.

El tercer día nos dice que nos dejemos fluir, que tengamos ilusiones y esperanza, una esperanza que nadie nos puede arrebatar, que juguemos, porque en el juego encontraremos muchas soluciones.

El cuarto día es el día para hablar de nuestro espíritu y de lo que podemos hacer, desde la humildad.

El quinto día llega de nuevo con el miedo, nuestro enemigo número uno y Magda nos ofrece fórmulas para protegernos y para que fluya nuestra energía.

El sexto día con los gramos, un gramo de fe, un gramo de alegría y podremos comprobar los resultados.

Y llegamos al séptimo día donde nos habla del sol, de la luna, de las estrellas, de todas las riquezas que nos ofrece el cielo, de cómo rescatar a nuestra alma, un rescate que es como una sonrisa.  Y de nuevo aparece el juego, esta vida es un juego, sino jugamos y no lo hacemos correctamente, perdemos. Que no queramos cambiar a nadie porque no lo conseguiremos, que vayamos a la montaña, que respiremos, meditemos y contemplemos a los árboles y a las flores.


El octavo día de Marga llega con la primavera y con el disfrutar de que la vida sigue adelante y sigue mucho mejor con dos gramos añadidos al de la fe y la alegría,  el de la paciencia y el de la esperanza.

El último día el noveno nos recuerda que la vida es una escuela, donde sino queremos aprender, lo tenemos un poco mal, un lugar de paso, la vida es armoniosa, generosa y volátil...reflexionemos, no podemos permitirnos el no reflexionar y después actuar.

La palabra y su poder llegan al finalizar esta publicación, en un mes de mayo, con una explosión de flores que florecen al igual que todo lo mucho y bueno que transmite y nos ofrece Magda en este regalo de libro.
 


 Viola sp. Vall de Nuria, mayo 2011

Foto: Pilar Vidal Clavería

martes, 27 de diciembre de 2011

Un gramo de alegría con Magda Gomar

Hace unos años recortaba y guardaba algunas de las entrevistas de La Contra de La Vanguardia. Me acabo de encontrar con una que se le hizo a Magda Gomar el 20 de mayo del 2006, sus respuestas  están llenas de sabiduria, me gustan y hoy las comparto. 

La Contra de La Vanguardia, 20 de Mayo de 2006, Inma Sanchís
Hay personas cuya simple compañía reconforta. Suelen hablar poco y estar contentas. Cuando te miran, te funden. Por lo general, llevan muchos años de vida y conservan intacto el niño que fueron. Están más allá de los títulos académicos, son la antítesis de un intelectual. Se trata de gente sabia, sencillamente sabia. A la abuela Gomar la quiere mucha gente; yo también, aunque apenas la conozco, pero sabe leer en tu cuerpo y en tu alma y hace lo posible por ayudarte. La entrevista no importa, el sujeto que está frente a ella importa. Esa fortaleza, esa cordura, es poderosa. No le gusta que la llamen sanadora, dice que ella simplemente ayuda a los demás como un canal por el que pasa la energía: “Sé lo que hay que hacer, pero todos tenemos esa capacidad, basta trabajarse” .


Tengo 76 años. Nací en Barcelona y vivo en El Masnou. Estoy viuda y tengo hija y nieto. Desde los nueve años ayudo a la gente, le digo qué hacer para resolver sus problemas, soy una especie de consejera que pide por los demás. Somos energía, hay que pulirla. Todos tenemos un ángel, hay que pedirle. Publicó El Sentit de l'existència (Abadia)

- Cuál ha sido su suerte?


- Muy pronto, a los 5 años, supe que había venido a este mundo para ayudar a los otros.


- Saber lo que quieres es jugar con ventaja.


- Hay que ser humilde, hay que pedir ayuda. Yo se la pido al Padre Eterno, pero no pertenezco a ninguna religión, ni falta que hace. Pide sabiduría y te será dada. Pide tranquilidad y te será dada. Pide lo que quieras porque hay algo superior, ponle el nombre que quieras. Busca tu alma. Puedes creer en la religión que sea, pero si no miras dentro de ti, si no te escuchas, no sirve de nada.


- ¿Y por qué quería ayudar a los demás?


- De pequeña vivía con mis abuelos. El abuelo había fabricado con sus manos una preciosa silla de roble que ocupaba un lugar preferente en la sala, junto al fuego. Allí se sentaba todo pobre que pasaba por casa. ¡Era emocionante ver comer a alguien que tenía hambre de verdad! Mi abuelo siempre ayudó a los demás. No tenía nada, pero era un hombre rico, estaba lleno de amor y de alegría.


- Entiendo.


- Murió cuando cumplí 9 años, después que la abuela. Entendí que no había nada eterno, y que nada me pertenecía. Me quedé sola, nunca me entendí con mis padres. Pero tuve una gran suerte: supe escuchar a mi alma. Me construí una gruta interior en la que estaba calentita en invierno y fresca en verano.


-...


- Aprendí poco a poco que todos tenemos una gran riqueza interior que hay que ir puliendo y queriendo. También me inventé un carro con dos caballos, uno blanco y otro negro, y cuando la pena me pesaba, la metía en el carro. Pero a los 14 años tuve miedo.


- ¿Qué le pasó?


- Sarna, había perdido las uñas de las manos y de los pies, toda yo era una llaga que supuraba. Le pedí a mi Padre que me ayudara y conocí a un médico y a su mujer que, en la bañera de su casa, me fregaron y me curaron con cariño. Aprendí, de personas que no me conocían, la generosidad. Y entendí que no podía tener miedo. Aquello me brindó seguridad y fortaleza para el resto de la vida.


- Aprende usted rápido.


- Inténtalo tú, prueba a buscar dentro de ti un gramo de fe y de seguridad. Sin miedo.


- A veces, las pruebas son muy duras.


- Yo tenía cáncer. Tras la operación, los médicos me dieron un mes de vida. Yo ya sabía que somos energía, pero me propuse pulirla más que nunca. A la enfermedad le puse nombre y le hablaba.


- ¿Qué le decía?


- Que la quería como a una maestra, pero que todavía no podía morirme. Todos nosotros somos energía. Una energía que hay que sentir fluir y aprender a enviar a donde sea necesaria, con constancia, gobernándola, dándole amor, explicándole el problema.


-... Y la energía fluye.


- Sí, pero estas energías siempre son redondas. Imagina un anillo y pásalo suavemente desde la cabeza hasta los pies. Yo le hablaba a mi energía, la pinté de color rojo y le dije exactamente dónde estaba la enfermedad.


- ¿Algún familiar la ayudó?


- No. Pero una mujer desconocida, pobre y con cuatro hijos que pasaban hambre, me llevó a su casa. Al cabo de nueve meses me atropelló un coche, querían cortarme una pierna y me negué. La salvé. Fue un arduo aprendizaje, pero hoy con mi energía puedo ayudar a los demás. A aquella mujer nunca más le ha faltado de nada. No tires nunca la toalla.


- A veces...


- Nunca. Todos tenemos el poder del que te hablo. Haz una cosa: métete en la bañera y tira un kilo de sal, quédate en calma y pide soluciones. Cuida tu cuerpo, límpialo, porque todo es uno. Cuerpo y alma caminan juntos. Haz este ejercicio a menudo, verás...


- ¿. ..?


- La vida es un juego: si no juegas, pierdes. Déjate fluir, ten ilusión, ten esperanza, nadie te la puede quitar. Yo todo lo resuelvo a base de juegos: si alguien viene a pedirme ayuda, le hago meter su problema en un cubo de agua y le damos vueltas redondas hasta que el dolor se transmuta y el mal se ahoga.


- ¿Dónde aprendió todo eso?


- Sola, de niña. Yo recurría al rey Neptuno cuando tenía un conflicto, iba a verlo con mi barca imaginaria, y funcionaba. Aprende a jugar; si no es jugando, nunca llegaremos a resolver nada. No lo olvides: los problemas, los males, las dificultades, todo es un juego.


- Entiendo.


- Y cuando se te acerque alguien, intenta ayudarle, tendrás el apoyo necesario, no lo dudes. Practícalo y te darás cuenta de que eres rica. Todos podemos tener lo que necesitamos en la vida. ¿Sabéis que os falta...? Un gramo. Un gramo de paciencia, un gramo de fe, un gramo de esperanza.


- De cero a un gramo hay un mundo.


- Queremos que todo fluya por la fuerza, que todo nos vaya bien. ¿Cómo puedes conseguirlo si no dedicas ni un minuto de tu tiempo a escucharte, a entenderte?


- Es usted sabia.


- Emociónate, así podrás buscar tu espíritu y averiguar qué has venido a hacer a este mundo. Estate segura de que todos tenemos un ángel que nos escucha. Y si tienes una persona querida que ha muerto, pídele que te ayude. Lo hará, pero no dudes.


- Estamos tan perdidos y tan necesitados que buscamos sin saber qué. 


- Desde muy pequeña aprendí que tenía que luchar. Nadie me solucionaría mis problemas. Si no cambiaba mi actitud, la batalla estaba perdida. La cambié. No podía estar apagada, cantaba y silbaba al mismo tiempo. Ponía mi gramo de alegría.




Myanmar, agosto 2007
Foto: Pilar Vidal Clavería

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